Entrevista

Cierre de Al Borde

NT

AB

Juan Pablo Garza y yo habíamos sostenido un breve intercambio digital para concretar una entrevista a razón de Sin título con amarillo en Oficina #1. Sin embargo, cuando me dijo que a principios de 2014 cerraría el espacio que lleva junto a Camilo Barboza y Armando Rosales, supe que debíamos vernos para conversar sobre esa (no tan) buena noticia. Al Borde, abierto desde 2010, albergó 26 muestras y 28 eventos. Aunque el ser independiente y liderado por dos artistas lo hacía arbitrario y hermético en su naturaleza, fue considerado una suerte de enclave para la nueva generación de artistas plásticos de Maracaibo. En sus paredes sucedieron cosas que rebasaron el antojo inherente a sus libertades. Pasarse un sábado o domingo en la tarde por ahí era un respiro ante el panorama estéril de la ciudad. Uno bajaba por las escaleras a medio construir y abría las puertas corredizas en busca de propuestas que nos hicieran sentir o pensar mientras ellos, en ese feudito de artes y permisos, hacían lo que les daba la gana.

 

¿Qué los llevó a crear Al Borde?

JPG. La idea de Al Borde sale de hacer una exposición. Queríamos hacer una en el Maczul. Armando y yo ya teníamos una selección de artistas, pero sentimos en algún punto que eso no iba a generar nada ni a hacer un cambio en el panorama del arte contemporáneo local. Sería una exposición, haría un poco de ruido, pero realmente no le iba a brindar mucho a los artistas marabinos, que en principio era lo que nos interesaba hacer. Ambos sentíamos que en Maracaibo había una necesidad de espacios, pero espacios no institucionales, un espacio que le abriera las puertas a artistas jóvenes y en ese momento –y de hecho todavía- lo que había era el salón de jóvenes artistas que acaso te dan dos metros donde puedes exponer una obra. Obviamente esa es una limitante brutal y terminas trabajando ahí porque era la única oportunidad. Trabajas desde la obra sin pensar en el proyecto ni el espacio.

 

Viendo en retrospectiva, pienso que sí se creó algo, sí se generó algo. La obra de los artistas a los que se les dio el chance de trabajar en el espacio, creció y se generó una interacción de competencia entre ellos.

 

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AR. No una competencia negativa.

Lo entiendo como un impulso a la creación.

JPG. Exacto. Ves el trabajo de la gente y te atreves a un poco más. El espacio nace de eso y de nuestras quejas. Era una situación que afectaba a los otros y a nosotros. También la idea era exponer nuestra obra acá.

 

¿Ustedes eran amigos antes de Al Borde? ¿Cuál es la conexión entre ustedes? 

JPG. El trabajo en sociedad es súper complicado. Armando y yo nos conocimos por Aquiles [Hadjis] (artista zuliano residenciado actualmente en Japón), amigo en común. Siempre he estado consciente de su obra y él de la mía. Íbamos a exposiciones y veíamos lo que estaba pasando. Y como ambos no estábamos aquí compartimos dos visiones particulares. Por eso decidimos hacer algo al respecto.

 

Como artistas, ¿sentían que sostener Al Borde competía de alguna manera con el trabajo personal?

JPG. Te quita tiempo, sin duda. Uno busca que se dé el intercambio entre artistas porque en definitiva es lo que trae crecimiento. Por ejemplo, él no tiene escuela y yo no tengo escuela. Él estudió diseño gráfico y yo no estudié nada.

 

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JPG. Del intercambio sale muchísimo. Al Borde es precisamente eso. Para mí fue una escuela. Montar una exposición, hablar con el artista…

 

AR. Definitivamente te hace pensar. Te saca del cassette que uno tiene (mi obra es esto, mi obra es aquello) y empiezas a ver todo de una manera distinta porque estás trabajando en función de un artista, a lo que él quiere o lo que tú quieres de él para mostrar.

 

JPG. Y tienes que hablar de arte, que para los artistas es algo muy complicado. Te toca articular. Tienes que aprender a decirle al artista “me parece que eso no funciona ahí”.

¿Qué hace diferente un espacio llevado por artistas?

JGP. En nuestro caso es que no tenemos intereses comerciales. Eso te permite más que en otros espacios que tienen que mantener, pagar un alquiler, etc. Hay compromisos, pues. Tienes que ser un poco más accesible al público.

 

AR. No tiene que ser el espacio más experimental del mundo.

 

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JPG. Teníamos una libertad muy arrecha. Podíamos hacer lo que nos diera la gana.

 

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AR. Aquí hicimos de todo, cualquier desastre. Lo hicimos y sin problemas. Llegas a un museo y dices, “voy a tumbar esta pared” y te responden “bueno, pero tienes que ser muy importante para tumbar eso” y “¿quién eres?”

Fue lo que pensé cuando vi ese hueco (de la muestra actual MARTE de Raily Yance y Fabio Bonfanti).

JPG. Y ese es chiquito. Armando abrió un boquete gigante.

 

AR. Sí, arriba. Yo barro aquí, no importa. Por eso abro el hueco. Yo lo voy a limpiar y a reparar.

La libertad.

 

Pantone 19 – 0512 TC. Exposición de Luis Arroyo. Foto: Al borde.
Pantone 19 – 0512 TC. Exposición de Luis Arroyo. Foto: Al Borde.

JPG. Es eso en principio. Nosotros no funcionamos como galería o espacio expositivo. Nos interesaba hacer eco del diálogo entre artistas que se daba acá e hicimos que se convirtiera en una cosa un poco más dinámica.

 

AR. Una vez que llega el contenido de la exposición, debemos difundirlo.

Recuerdo que el marco de Nexos y Vestigios, de  Hernán Alvarado,  hubo una charla donde habló sobre su obra y leyó sus poemas. La conversación con el artista resulta iluminadora para entender lo que está en las paredes.

JPG. Y es de donde sale Al Borde: es estirar, empujar a los artistas. Cuando le dices a un joven como Fabián Salazar que tiene que hablar, a él le toca pensar y articular sobre su obra.

 

AR. Veíamos que en Maracaibo era mucho más fácil si ibas con tres o cuatro artistas a que llegaras solo a buscar una sala y te tocara demostrarles qué tan importante eres. Ese espacio para las individuales está un poco difuso. No se atreven por algún criterio que no comprendo.

 

JPG. Lo de Hernán es cierto y esa exposición fue muy particular por ser la única que generacionalmente está en otro lado, pero al mismo tiempo Hernán tenía la edad de nosotros cuando hizo las piezas de Nexos y Vestigios.

Fue un recorrido de su obra.

JPG. Sí, un recorrido como hasta los ochenta. Su primer trabajo, que es lo que más se mostró, es obra que él hizo cuando tenía nuestra edad. Era lo que nos interesaba porque además Hernán es para nosotros una referencia en Maracaibo. Él ha estado aislado del resto de los artistas de su generación.

Peninsular, como la misma Isla de Toas.

JPG. Los artistas de su generación adoptaron una fórmula de hacer obra que tiene que ver con las galerías, el mercado… Hernán es un artista que nunca paró su crecimiento y su obra nunca dejó de mutar.

 

Nexos y Vestigios. Hernán Alvarado.
Nexos y Vestigios. Hernán Alvarado.

Revisando los álbumes de Al Borde en Facebook, que son un buen documento, noté que la línea curatorial está muy definida. ¿Cómo era esa toma de decisiones?

AR. Siempre ha sido hablando. Él llegaba con una idea o yo con otra y resolvíamos con el diálogo.

 

JPG. En algunas exposiciones, Armando tomaba una posición más de curador. Por ejemplo, en Fuera del silencio yo no tomé decisiones, era un proyecto suyo y otros proyectos eran más míos. Una negociación.

 

AR. Siempre fue un proceso de diálogo.

 

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JPG. También hay proyectos en las que los artistas toman más decisiones, que quieren las cosas de una forma determinada, y a nosotros nos tocaba darle la vuelta. Pasó muy poco. Diría que solo con Luis Arroyo porque él quería algo puntual.

 

¿Cómo se descubrieron a sí mismos ante este rol de curador?

JPG. Era más una necesidad que cualquier otra cosa.

 

AR. Algo situacional.

 

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JPG. Armando y yo estamos en esta situación por una necesidad, no que tenemos una vocación para la curaduría. Curadores propiamente nunca llegamos a ser. Ninguno de los dos escribimos. Por ejemplo, la exposición de Hernán fue un trabajo de museo y no tenemos esa capacidad. Hicimos todo lo que pudimos.

 

AR. Obviamente, alguien que esté más comprometido con la museografía y la documentación puede escribir todos sus textos. Nosotros realmente no necesitamos hacer eso. Escribí el texto de Fuera del silencio con Ernesto [Montiel]. Yo tenía la idea de la exposición, lo invité y salió.

 

Ahora, la pregunta: Al Borde ha sido considerado como el enclave de la nueva camada de artistas plásticos de Maracaibo que están creando un discurso sustancioso al arte del país. ¿Por qué cierra?

JPG. Al Borde siempre fue un proyecto de tiempo específico. Los motivos son varios. Armando quiere dedicarse a su obra y yo a la mía. Esto quita demasiado tiempo, energía, etc. También hay una cuestión de dinero que entra dentro de paquete. A nosotros nos becaron por dos años y esa beca se acabó. Por otro lado, nos están pidiendo la casa. Son varios factores y llegué a pensar que si permanecía más tiempo abierto se institucionalizaría.

Contra lo que han luchado.

 

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JPG. Exacto, que es el espacio.

 

AR. Siento que hemos hecho lo que teníamos que hacer. Creo que teniendo en cuenta el cúmulo de cosas que hemos hecho, es momento de reflexionar.

 

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JPG. Honestamente, Armando está cansado y yo también. No tengo ganas de hacer otra exposición. Estamos mamados, tal cual, y es como chimbo hacer exposiciones por hacer exposiciones. Proyectos siempre se pueden hacer. Nosotros esperamos que otra gente abra otro espacio. A todos les hemos dicho. A Fabián Salazar, por ejemplo, que está muy activo y es alguien que yo he empujado, le he dicho que se arme un proyecto.

 

Cuando hicieron la muestra Una vez once, incluyeron a diez hombres y solo una mujer, María Fernanda Guevara. Revisando el registro fotográfico también noté una inclusión mínima de mujeres artistas, siendo la de Marta Marcé la única individual. No soy feminista, pero esto me llama la atención.

JPG. Nunca fue algo a propósito, a consciencia o una decisión tomada. Eso jamás pasó. En lo que sí estábamos claros es que de entrada queríamos trabajar con artistas que nos interesaran.

¿Locales nada más?

JPG. Locales y de afuera también. Con Deborah [Castillo] hablamos en un punto para una exposición, pero no se dio e hicimos la exposición de Marta Marcé. Pero sí, esa fue la única exposición. No fue algo a consciencia. En Caracas hay gente haciendo cosas chéveres, aquí el número es como bastante más limitado. No hay muchas mujeres haciendo vainas.

 

Oficina No. 1 es otro espacio llevado por artistas. ¿Han tenido una estrecha relación con ellos?

JPG. Sí, son súper cercanos. Luis Romero y Suwon Lee. Luis fue quien nos empujó desde un principio para sacar el proyecto adelante, no desde un punto de vista económico, pero sí full consejos, full échenle bolas y háganlo, arranquen sin miedo. Ciertamente, en momentos de dudas, me ponía en contacto con ellos y nos han apoyado un montón en las redes sociales. Carmen Araujo, también, pero de otra manera. Hemos trabajado con ella. Vino a la exposición de Christian Vinck, por ejemplo. En la de Camilo Barboza también estuvo.

 

AR. Con Oficina la relación es más intelectual.

 

JPG. También nos invitaron a CACRI. Yo trato de hacerle llegar siempre información de lo que está haciéndose en la ciudad. Artistas que expusieron acá se han mostrado allá. Ernesto Montiel y Fabián Salazar en Oficina, Hernán Alvarado en Carmen Araujo. Presentarle el artista a Oficina o Carmen Araujo es algo que me interesa seguir haciendo, de una manera informal y como por debajo de cuerda.

 

AR. Al final es compartir información y ver si a alguien puede interesarle el trabajo de los demás.

 

JPG. Y uno termina siendo un ojo acá porque sabe lo que está pasando y conoce a la gente que está activa. Si tienes la posibilidad de mostrarle a gente que puede hacer una exposición, pues uno lo hace y ya.

 

¿Llegaron a tener problemas de financiamiento?

JPG. Al principio, sí. Estuvimos un año entero construyendo el espacio. Cuando llegamos acá esto era un desastre absoluto. No había baño, oficina…

 

Todo esto pasó en un año duro porque nos tocó pedir dinero, poner plata personal, gente donó… La pieza de los baños, por ejemplo, nos las donaron, y  empezamos haciendo exposiciones con las uñas. De repente buscamos la manera de vender una o dos obras para hacer la próxima exposición que le seguía.

 

AR. Tratábamos de salvar la próxima con la anterior. Era muy vertiginoso.

 

JPG. A mediados del segundo año nos dieron la beca.

 

¿Quién les dio la beca?

JPG. La Fundación Cisneros nos becó por dos años. Eso nos dio más libertad para hacer más exposiciones y lo que nos diera la gana. No había esa necesidad de vender. Para mí, después que se hacía la exposición, se inauguraba y ya. Me preparaba para la otra exposición.

 

AR. Ese era el problema: las cosas se solapan.

 

De las exposiciones que hicieron, ¿cuál fue la que más vendió?

JPG. La de Christian [Vinck].

 

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Ailuz Zapara, exposición de Christian Vinck. Foto: Al borde.
Ailuz Zapara, exposición de Christian Vinck. Foto: Al borde.

AR. La lista de precios de la muestra actual sería imposible.

 

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¿Esta es la última exposición?

JPG. Sí.

Me parece que esta contestación contra la institucionalidad por ser efímera…

JPG. Es que no es ni siquiera contra la institucionalidad.

 

AR. Sí, eso hay que aclararlo.

 

JPG. En Colombia, por ejemplo, hay una crítica institucional severa, fuerte y arrecha, pero aquí no hay institución prácticamente.

 

AR. No se puede establecer una postura. No puedes radicalizarte. No tenéis con qué.

 

JPG. En todo caso, sí es un gesto político por la situación del país, porque la vaina es contracorriente y habla de un vacío.

 

AR. La privatización del arte viene de la carencia pública. Es un fenómeno que se comenzó a ver mucho más en Caracas. La institución pareciera no estar en este espectro, también quizá por una cuestión de escala o de formato. ¿Cómo produces tú algo para eso con unos artistas jóvenes? De repente los investigadores de la institución no están pendientes de eso, sino que se dedican a hacer otras cosas más relevantes para ellos según su criterio. Es algo difícil de evaluar. Como Al Borde trabaja a menor escala, tiene una permisividad mayor. De repente llenar este espacio de Lía Bermúdez puede ser algo radical dentro del contexto de Maracaibo en general. El formato nos permitía manejarlo. Si esto hubiera sido más grande, habríamos tenido problemas. Habríamos tenido que dividirlo porque no todos los artistas pueden asumirlo. Es un reto con el espacio a nivel presupuestario, intelectual y de creación de la obra como tal.

 

JPG. Y lo de las mujeres es un tema un poco ladilla.

 

AR. Juan Pablo me ha llegado a comentar que no hay mujeres. Y le digo: está mal que metas mujeres solamente porque no hay mujeres. Meter mujeres por meter mujeres. Es despectivo, de cierta manera.

 

JPG. Tampoco fue tan dura, la vaina. Sí se llegaron a hacer exposiciones. Amira Tremont.

 

AR. Bernardita [Rakos].

 

JPG. Deborah [Castillo] en Alemania…

Entiendo que es la libertad de Al Borde.

JPG. A nosotros nos interesaba trabajar con gente que estuviera full activa, haciendo cosas y tuviera un esfuerzo arrecho por exponer y armar proyectos.

 

AR. Exacto, que no fuera algo esporádico en su línea de trabajo.

 

¿Con cuánto tiempo de antelación hacían su programa de exhibiciones?

JPG. Eso era un peo. Uno arma proyectos que se caen y queda un vacío. De hecho, Armando fue el único que hizo dos exposiciones porque para la primera había un hueco.

 

AR. Venía una exposición lista de Caracas y había un hueco y la metimos.

 

JPG. Se nos cayeron muchísimas cosas.

¿Por qué?

AR. Por lo de siempre, problemas de tiempo.

 

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JPG. O la persona no tenía dinero o pasaba algo, equis. Pero tratábamos de mantener eso, como una programación que mutaba, digamos.

 

AR. Una proyección, más que una programación estricta.

 

JPG. Luis Arroyo, por ejemplo, movió la exposición como tres meses y tuvimos que mover otras.

Y la tuya que viene pronto en Oficina se movió también.

JPG. Sí.

¿Cuándo es?

JPG. El 19 de enero. Era en diciembre, pero yo les pedí que me la postergaran porque me cambiaron el espacio. Era un espacio pequeño y van a abrir uno más grande ahora y me lo dijeron un mes antes de que supuestamente inaugurara. Me dijeron, en un mes es tu exposición y te vamos a dar un espacio más grande.

Oficina No. 1 se expande.

 

FA.— Yo tengo una pregunta. Cuando ustedes comenzaron, ¿hubo algo formalmente intelectual, estético… para que ustedes decidieran el tipo de selecciones que hicieron? ¿Qué es lo que tienen de raíz en común para seleccionar entre los tres un material?

AR. Buena pregunta.

 

JPG. En algunos casos, yo propongo algo y Armando se siente cómodo con la idea y va y listo. En otros, toca discutir y pelearla un poco.

 

FA.— ¿Cuál es la sinergia de ustedes tres como artistas? Obviamente los tres tienen un mismo interés formal en algo.

JPG. Lo que te puedo decir, aunque sé que no responde tu pregunta, es que el trabajo de Camilo, el de Armando y mío creció un montón con toda esta experiencia y viene de ese intercambio. Mi trabajo, aunque no es obvio, se tiñó de vainas de Armando.

Es un asunto como lo del “roommate”, con este coño no me puedo mudar, y con esta persona puedo trabajar.

 

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AR. Es intuitivo.

Para que las cosas puedan funcionar no solo se trata de afinidad, es un asunto pragmático también.

JPG. Sí, los motivos para que una exposición sucediera no era “a mí me gusta este chamo”. Había otros factores. Por ejemplo, con José Perozo, cuando vimos su obra Maricón  quisimos ver más y le propusimos una muestra, ver cómo puede llevar la obra y comienzas a visitar el artista, vas al taller, ver la obra y comienzas.

 

AR. Yo conozco a Jóse de hace tiempo, de la Escuela. El trabajo suyo ha ido cambiando y agarró una línea que nos interesó.

 

JPG. Con esa obra de Maricón sentimos que podían pasar cosas. También exploramos eso de hasta dónde puedo meter la mano yo, hasta dónde puedo hacer yo, yo refiriéndome a Al Borde, que este trabajo llegue a otro lugar.

 

AR. De alguna manera y otra, sea obvia o no, hay un proceso de sugestión.

 

FA.— ¿Y la relación con la gente que venía? ¿Cómo estuvo la receptividad?

JPG. Fue una cuestión familiar. Al principio era una locura, venía un gentío. A la exposición de Marco Montiel y Ernesto Montiel vino demasiada gente y había un grupito que vino a las primeras exposiciones que luego no vino más. Al final no vino mucha gente. Pasó como en las discotecas de acá. Algo que sí nos dimos cuenta es que si no conocen al artista, viene muy poca gente.

 

AR. Eso es lo peor de todo.

 

JPG. Hicimos unas proyecciones de video que duraban un fin de semana cada una. Una selección hecha por Iván Candeo y otra por Julián Higuerey y no vino nadie. Esto no es como Los Galpones que es un plan: te vas a tomar un café, vas a librería…

 

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AR. Aquí es: vienes a Al Borde o no vienes.

 

¿Se van a quedar en esta ciudad?

JPG. Yo creo que no.

 

AR. Hasta que el cuerpo aguante.

 

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JPG. Cerrar es eso. No terminas de hacer un esfuerzo real porque tienes este proyecto andando.

 

AR. Yo no sé, tendré que buscarme otro ritual de todos los días.

¿Venías todos los días?

AR. Sí, a regar las matas.

 

JPG. Esos materos los hizo Armando.

 

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¿Cuál dirían que fue la exposición con más resonancia?

AR. La de Juan Pablo salió en Artforum.

 

Reforma del ahora, exposición individual de Juan Pablo Garza. Foto: Al borde.
Reforma del ahora, exposición individual de Juan Pablo Garza. Foto: Al borde.

JPG. Yo estoy particularmente orgulloso de lo que pasó con la de Fabián [Salazar], porque después expuso en Caracas. Lo de Hernán [Alvarado] también, no solo por la exposición sino por lo que representa.

 

Me preguntaba en este momento, mientras me decías que te reconfiguraron el espacio en Oficina, si piensas en este mientras haces tu obra.

JPG. No, estaba pensando en Oficina porque ya expuse ahí y tengo claro el espacio. Cuando me lo cambiaron sí fue diferente.

 

AR. Si estás trabajando aquí y se va a exponer aquí, de bolas.

 

JPG. Sí, me tomé como cuatro semanas.

 

AR. Montando y haciendo.

 

JPG. Armando estuvo dos semanas.

 

FA.— Claro, el lugar es tuyo. Tú pusiste las reglas.

 

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Luego de ese diálogo espontáneo (que agradezco por su confianza y honestidad), Juan Pablo y Armando se dejaron retratar a pesar de la timidez. Mientras los veía frente a las paredes crudas que habían sido blanco de boquetes como de proyecciones, pensaba en las decisiones que el hombre toma ante la fatiga. Hablo de la fatiga como la náusea sartreana, alguna otra interpretación a estar mamados, esa sensación que resulta cuando algo invade la capacidad de definirse a sí mismo y se interpone con la libertad intelectual.

 

Al Borde está/ estuvo situado en uno de los pocos cerros de Maracaibo, nada impropio para estos dos artistas que hacían las de Sísifo en su peculiar escala y que, luego de unos ires y venires, sintieron que su labor había llegado a su fin.

 

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Esta entrevista ha sido revisada para reflejar la siguiente corrección:

Corrección: Enero 16, 2014

Los fundadores de Al Borde fueron tres artistas: Camilo Barboza, Juan Pablo Garza y Armando Rosales.

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