La performance es el camino a un cambio de consciencia,
no solo para el performer, sino para el espectador.
Marina Abramovic

 

La performance es, en palabras del teórico Patrice Pavis, “un discurso caleidoscópico multitemático”; un lenguaje que asocia, sin nociones preconcebidas, las artes visuales, danza, arquitectura, música, video, narración, teatro, cine y poesía, para la creación de un acto aparentemente indefinible. El término performance no está presentado en el Diccionario de la Real Academia Española, pero se usa en las artes para referirse al arte de acción. También (y por un truncado contagio semántico) se la usa cada vez más para hablar de cuestionamientos sociales y políticos y para dar cuenta de prácticas y exploraciones corporales.

 

La base del performance siempre ha sido anárquica, un medio permisivo y sin límites fijos, con interminables variables realizadas por artistas que han perdido la paciencia ante las limitaciones del arte establecido. Cualquier definición estricta del performance negaría de manera inmediata la posibilidad de su realización. La historiadora Roselee Goldberg en Performance Art: desde el futurismo hasta el presente afirma que “ninguna otra forma de expresión artística tiene una manifestación tan ilimitada, puesto que cada intérprete hace su definición particular en el proceso y las maneras propias de la ejecución”. Jeff Nutal agrega: “En rigor, el performance art no quiere significar nada.” El performance es una ¿forma?, un ¿lenguaje? rebelde a la catalogación.

 

© Nancy Nowacek. Getting There.
© Nancy Nowacek. Getting There.

Pero ¿cuál es el interés detrás de la fusión de las artes? ¿Esta vinculación de discursos apunta a lo espectacular o a una cercanía con lo cotidiano? Ciertamente, el arte pareciera haber pactado cierta lejanía con la vida misma, un distanciamiento de lo que se nos hace natural e imperceptible. J.D. Calderaro, en La dimensión estética del hombre relaciona la búsqueda artística con la insatisfacción humana: “En el contenido del arte está encerrado el drama del hombre, insatisfecho de su existencia: no ruidos de la naturaleza sino música; no paisajes naturales sino cuadros; no lenguaje para convivir sino literatura; no mundo y vida sino arte.” Robert Schechner, teórico y estudioso del performance, reflexiona de forma similar: “El arte está cocido y la vida está cruda. Hacer arte es el proceso de transformación de una experiencia cruda a una forma más tangible. Esta transformación es mimética, una representación. En el arte no mimético las fronteras entre el arte y la vida –cocidos o crudos– son difusas y permeables”.
Entonces, ¿Cómo hacer para que lo real no parezca exiguo? ¿Cuál es el rol del performance en esta disyunción entre arte y vida? ¿Qué contenidos humanos le dan forma al arte?

 

De Allan Kaprow a Nancy Nowacek, el performance es quizás el discurso multidisciplinar que mejor se cuela en lo cotidiano; un lenguaje participativo, sensorial, efímero: un fragmento de vida. Nancy Nowacek, como todo performer, ha forjado una definición híbrida de su trabajo a través de un cuerpo de obras que dejan que sus ideas deriven en el sentido del teatro, el diseño, el dibujo, la arquitectura, la ingeniería, el activismo, la escultura y la vida en comunidad. La artista norteamericana radicada en la ciudad de Nueva York da clases en el departamento de Performance Studies en Tisch School of the Arts (NYU), creado en 1980 por el anteriormente citado Robert Schechner, cuyas teorías abordan al performance también como la representación de nuestras múltiples identidades: Performance = Vida.

 

El cuerpo

En la obra de Nancy Nowacek, el cuerpo es el instrumento verificador de la realidad, de lo cotidiano. La revalorización del cuerpo implica estudiarlo desde nuevos puntos de vista, como un ente fragmentable y transformable. El cuerpo abriga nuestras concepciones estéticas, la exaltación de nuestras emociones; nuestra identidad individual, social e ideológica yace en los confines del cuerpo, esperando ser convertida en acción, expresión: performance.

 

© Nancy Nowacek. Untitled Attitudes (Claim the Horizon).
© Nancy Nowacek. Untitled Attitudes (Claim the Horizon).

Para Nancy Nowacek el cuerpo es un complejo artefacto, resultado de su encuentro con el espacio y la dinámica social. En una contemporaneidad (post)industrializada, en donde la maquinaria y la tecnología han desplazado las posibilidades corporales, Nowacek pone a prueba sus capacidades físicas, vinculándose a estructuras que expanden su figura y que dialogan con el entorno. No nos debe sorprender que la artista entrene su cuerpo seis días a la semana para lograr una anatomía que se asemeje a una maquinaria. Para Nowacek el cuerpo es el fin y el medio: un objeto, un canal de expresión y la extensión de la imaginación.

 

Ya declaró Armando Rojas Guardia en El Dios de la intemperie:

El punto de partida de la concepción nietzscheana del sujeto es, precisamente, el cuerpo. Pero en su obra hay dos palabras para referirse al cuerpo: una, “khörder”, que designa al cuerpo visto desde afuera, tal como es captado exteriormente por los sentidos, un “extracuerpo”; y otra, “leib”, que significa el “intracuerpo”, el cuerpo como visto (y más que visto, captado, percibido –gozado y padecido-) desde adentro, experimentado internamente como proceso vital, casi en el orden de las sensaciones kinestésicas.

 

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© Nancy Nowacek. Space and Technique.

Es por esto que el cuerpo trasciende sus restricciones materiales, y cuando hablamos de él también entendemos los complejos sistemas y emociones que lo rodean y que le dan pauta. Refiriéndose a la obra de Vito Acconci, Goldberg declaró: “Acconci encontró una descripción de cómo cada individuo radiaba un campo de energía que incluía toda interacción posible con otra persona y objetos en un espacio físico determinado. Sus obras desde 1971 se ocupaban de este campo de energía entre él y otros en espacios construidos especialmente: estaba interesado en “establecer un campo en el cual se encontraba el público, de modo que ellos se convertían en parte del espacio físico en el cual yo me movía”.

 

El espacio

El performance, como propuesta de simulacro crítico y conceptual, produce un extrañamiento. Su tendencia a desempolvar espacios no convencionales generan infinitud de preguntas: ¿Qué es el espacio? ¿Es el lugar que nos rodea, el ambiente en que nos desenvolvemos? ¿Es tangible? ¿Es sensible? ¿Soy parte de él o es el espacio parte de mí? ¿Es mi cuerpo un espacio de representación? ¿En qué consiste la metamorfosis del mismo?

 

© Nancy Nowacek. Citizen Bridge.
© Nancy Nowacek. Citizen Bridge.

En este caso, la artista estadounidense se preocupa por la dinámica que se genera en el espacio público. El artista y performer yugoslavo Braco Dimitrijevic ya describe al espacio público como un ámbito de herencia cultural: “El espacio público es una estructura codificada que aloja y refleja los mitos de la ideología: un edificio público, un arco del triunfo, un monumento a los héroes de Guerra, no son los únicos vocablos arquitectónicos y estéticos de las urbes, también son signos de la ideología dominante, y están cargados con sus propios valores y connotaciones.” ¿Cuál es el imaginario colectivo referente al espacio público? ¿Observamos y vivimos los espacios públicos de la ciudad de Caracas a través de una decodificación trágica, patética y hasta absurda? ¿Por qué nos describe Cabrujas una ciudad sumergida en lo privado, una vida detrás de cuatro paredes, al drama detrás de la incapacidad de vivir la vida pública? La teórico española Remedios Zafra también afirma: “El espacio privado pasa a ser ese lugar absolutamente precioso donde mi cuerpo, como yo (como imagen, como nombre, como multiplicidad) es libre, incluso libre de inhabilitarse”. ¿Y qué es entonces el espacio público? ¿Cómo se hace pleno el uso de lo público en la relación arte-vida-pensamiento?

 

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© Nancy Nowacek. Citizen Bridge.

Nowacek utiliza el espacio para explorar las perversidades de cada sociedad. En este caso, el (des)uso de los espacios públicos caraqueños generó el impulso de la recuperación, de la inyección de vida en lo que parece desolado, ennobleciendo las palabras de Mijail Batjin: “No existe nada muerto de manera absoluta, cada sentido tendrá su fiesta de resurrección.” Es quizás por esto que, para la creación de La Nave/-Ship, Nowacek estudió la relación de los habitantes de Caracas con su ciudad: una construcción colectiva y ecológica que navegó por las calles de una ciudad con una conflictiva y violenta identidad pública.

 

Entender la forma en la que la gente hace uso de los espacios – e invierte en la creación de espacios con significado – se ha convertido en un tópico de gran interés no solo para las artes experimentales, sino para los estudios culturales, la geografía, la antropología, la historia, la literatura y hasta las ciencias económicas y políticas. Explorar los convenios entre los individuos –las identidades y los intereses- a través del espacio, y la transformación del mismo, es quizás el epicentro de la obra de la artista norteamericana. Nowacek describe La Nave/-SHIP, proyecto que dio vida como residente artística en ‪‎La Silla Del Diablo, como una obra que “aspira, entonces, a iluminar nuevas posibilidades que nos permitan trazar nuestro propio horizonte y dibujar nuestras propias nubes.” Sus interpretaciones de una nueva cartografía del espacio expanden la gramática del uso del cuerpo, su entorno y su funcionalidad, que le hacen también honor al artista, autor y curador Willoughby Sharp:

“Una obra no es puesta en un sitio. La obra es ese sitio”.

 

© Nancy Nowacek. Threshold.
© Nancy Nowacek. Threshold.
© Nancy Nowacek.
© Nancy Nowacek.
© Nancy Nowacek. Creatures of Habitat.
© Nancy Nowacek. Creatures of Habitat.

 

Referencias

Calderaro, J.D. Dimensión estética del hombre. Buenos Aires: Editorial Paidós, 1961.

Dimitrijevic, Braco. Tractatus Historicus. Slought Foundation, 2009.

Goldberg, Rosalee. “Space as Praxis”.

Pavis, Patrice. Diccionario del Teatro. Dramaturgia, Estética, Semiología. Madrid: Paidós, 1998.

Rojas Guardia, Armando. El Dios de la intemperie. Caracas: Editorial Mandorla, 1985.

Schechner, Robert. Performance Theory. Routledge Classics, 2003.

 


 

Acerca de la autora:

Gabriela Mesones Rojo (1989) es editora de Backroom Caracas, narradora y crítico de cine. Licenciada en Artes por la Universidad Central de Venezuela, ha sido publicada en plataformas digitales nacionales e internacionales.

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