Tuve pocos amigos músicos en la adolescencia. Aunque casi todos tocaban la guitarra, sus mayores intereses estaban en la pintura, la literatura, el cine o la poesía. Ser innovador, transgresor y original era una prioridad en nuestro quehacer en el Maracaibo de los noventa, pero siempre sentí que ellos en sus disciplinas tenían formas más naturales de hacerlo; yo como músico no: tocar rápido o hacer que la gente saltara en un concierto de rock parecían ser las metas (fracasadas para mí).

 

Siempre he tenido la impresión de que la canción está atrofiada al lado de otras formas de arte. Si bien obras “masivas” como Construção de Chico Buarque o GBDC de Rubén Blades inauguraron nuevos espacios, la mayoría piensa en hacer canciones para que la gente baile, o les gusten a un circuito radial, o les recuerden a otra canción de la radio; y eso no está mal. A mí me preocupa (entre otras cosas) cuestionar los muchos territorios desatendidos de la canción, como su relación directa con lo plástico/físico o su relación con otras disciplinas que vayan más allá de una inspiración por una novela o el videoclip.

 

Luego de tener por años en mi cabeza la idea de incorporar la aleatoriedad [1] en la canción (entendida como letra y música juntas), tuve la oportunidad de hacerlo gracias a una invitación de Ruth Auerbach y Juan Pablo Garza durante la Velada de Santa Lucía de 2011.

 

Auerbach me invitó a participar en la muestra interdisciplinaria que hacía en la casa que le habían asignado. Copio a continuación un fragmento del texto que incluí como parte del montaje de la obra:

 

«La idea a trabajar era la de paisaje. Se me ocurrió conversar con la gente de la casa y preguntarles sobre paisajes de lugares remotos que siempre quisieron visitar y nunca pudieron. La casa del Sr. Daniel, a mi parecer, es una ejecución de dicha añoranza».

 

El Sr. Daniel es un reconocido Karateca, campeón nacional y docente de larga trayectoria, discípulo de otro gran maestro: Senzei Hiramatzu, oriundo de Okinawa. En el anuncio amarillo sobre la entrada de la sala de su casa (antiguo dojo) se lee en caracteres Japoneses “Okinawa”.

 

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«LAGUNA».

«El papel que tienen en las manos es el origen de la música que (espero) estén oyendo», se leía al reverso. Hice cinco líneas de papel pentagramado y las restregué por diversas partes de la casa (la pared, el patio, pipotes, etc.). De las marcas resultantes saqué las notas sobre las cuales armé la armonía y estructuré la canción. Aclaro: puse las notas que vi luego de llegar el martes a mi casa, hoy veo otras en las manchas, pero es como la prueba Rorschach: cada quien ve algo diferente.

 

Para la parte lírica junté letras de okinAGUA y saNta Lucía, y salió LAGUNA. La letra (creo yo) evoca a alguien que llega de (o va a) pelear y reflexiona viendo el agua. Un paisaje posible en Maracaibo u Okinawa.

 

La melodía vocal, la asignación rítmica de las notas del papel restregado y los arreglos los hice a voluntad. Aquí la letra:

 

Saben las respuestas
Hacen las preguntas
“Todos los lugares ya son suyos”
Todas las miradas caen juntas
Y volver y perder. Nunca he visto lo que sé.
Ármame, húndeme. En fondo soy. Ahí brillan, brillan.

 

 

 

Luego de esta experiencia comencé Mañana de diligencias, otro intento de emanar la canción desde la materialidad y no desde lugares metafísicos.[2] Después de experimentar con varios materiales que no funcionaron (plástico, papel y cartón), logré fijar una tela con cinco líneas rectas (imitando el papel pentagramado) en el caucho del carro y salí a hacer un par de diligencias. Al regreso, la tela tenía una serie de manchas en el pentagrama que podían ser interpretadas como notas.

 

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«Mañana de diligencias».

 

Ahora bien, ¿cuáles figuras rítmicas asignarles? Fácil: Tomé las dos facturas de las diligencias como herramientas, cada número (excluyendo 3, 5, 6, 7 y 9, por no tener correspondencia con las figuras rítmicas de la notación musical)  designaría la figura rítmica de cada nota, siendo el 1 una redonda, el 2 una blanca y así sucesivamente.[3]

 

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«Mañana de diligencias».

Para la letra usé exclusivamente palabras presentes en las facturas:

 

El gris y los colores,
Las cartas quieren
Jardín de mí, mi
Mi jardín.
Gris, cada, Cada
Para, Gris,
Clara y bella,
Gris, Mi, mi Jardín.

 

 

 

Impulsado por la invitación de la revista Scrapped [4] para una edición cuya temática era Future Dinosaours –es decir, futuros dinosaurios, cosas que fueron gigantes en su momento pero rápidamente desaparecieron–, trabajé la pieza Memoria y Éxito. Decidí partir de dos elementos: el hit radial y la fotocopiadora.

 

Por un lado, tomé los primeros cuatro compases de los 5 hits de Billoboard del mes que nací [5] (octubre de 1982) y los superpuse en un pentagrama [6], asignándole diferentes figuras geométricas a cada canción; luego le saqué copia a esa hoja y luego copia a esa copia y así sucesivamente, hasta que las notas quedaron degradadas a nada. Introduje toda esa información al programa Reason y fui transcribiendo sonido a sonido la desaparición de cada nota: mientras más se borraba, más suave sonaba.

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«Memoria y éxito».

Para la letra, junté las líricas de las cinco canciones (en inglés) e hice una sopa de letras. Solo usé palabras (en español) que conseguí ahí. Hice la melodía vocal sin apegarme a ningún método relacionado con la aleatoriedad. Aquí el resultado:

 

Sea el tren, sea Edén.
Solo es Oro, roto.
Sea el tren sea Edén
Solo es Vino, oro
¿Aló? Aló Aló
Vente
Aló aló aló
Ardo

Y su tono
Y su risa
Y mi tono
Y su ira

Dos. Y su amo.  Y su vente.
Dos. Cal. Roto.

 

«Memoria y éxito».
«Memoria y éxito».

 

 

 

La partida del siglo es una pieza construida sobre los códigos de registro de la partida de ajedrez entre Byrne y Fischer en 1954. De niño hojeaba las revistas de ajedrez en la Librería Europa y me parecía fascinante cómo alguien podía emocionarse leyendo esa densa codificación.

 

En la codificación de ajedrez se usan las letras de la A hasta la H como paralelos y los números del 1 al 8 como meridianos. En la música existe la codificación del cifrado, que le asigna a las siete notas básicas musicales las letras de la A a la G, y los números a la octava en la que será tocada la nota. Pero me quedaba un pequeño problema: ¿qué hacer con la H? Primero pensé en convertirla en un silencio, pero luego tuve una mejor idea: hacerla un Sol sostenido, como un paso después de la G, que es al mismo tiempo una alteración que, en el contexto de la menor (tonalidad relativa a Do mayor), nos refiere a la escala menor armónica. Al cantar la melodía tuve que cambiar algunas notas de octava (lo cual es común en la interpretación de las canciones), así como pasarla de su tonalidad original (Do mayor) a una más cómoda (Sol mayor).

 

Todavía quedaba una pregunta: ¿Qué figura rítmica asignarle a cada nota? La respuesta estaba clara: Byrne jugó con las blancas, Fischer con las negras, así que las notas correspondientes a Byrne serían blancas (durarían dos tiempos) y las de Fischer serían negras (un tiempo); esto resultó en una canción que suena como un ¾.

 

 

Las 41 jugadas están representadas en la letra, que consiste en una serie de palabras bisílabas, donde la consonante de cada sílaba corresponde a la pieza jugada [7]. Por supuesto, tuve que –para algunas jugadas– recurrir a neologismos.

 

1-Coco
2-Papa
3-Caben
4-Pastora [8]
5-Arpa
6-Quepa
7-Quepa
8-Pecar
9-Tocar
10-Quebrar
11-Beca
12-Quinca
13-Pica
14-Barqui
15-Barca
16-Bata
17-Rabo
18-Bebo
19-Rasca
20-Rasca
21-Rasca
22-Rasca
23-Raspe
24-Quieto
25-Querca
26-Peto
27-Rencor
28-ToTo
29-Quebrar
30-Cabra
31-Coca
32-Quipe
33-Pepe
34-Carré
35-Robar
36-Rencor
37-Robar
38-Roba
39-Rencor
40-Rincón
41-Reto

 

Aquí una transcripción del juego:

1.Nf3 Nf6 2. c4 g6 3. Nc3 Bg7 4. d4 O-O 5. Bf4 d5 6. Qb3 dxc4 7. Qxc4 c6 8. e4 Nbd7 9. Rd1 Nb6 10. Qc5 Bg4 11. Bg5 Na4 12. Qa3 Nxa4 13. bxc3 Nxe4 14. Bxe7 Qb6 15. Bc4 Nxc3 16. Bc5 Rfe8+ 17. Kf1 Be6 18. Bxb6 Bxc4+ 19. Kg1 Ne2+ 20. Kf1 Nxd4+ 21. Kg1 Ne2+ 22. Kf1 Nc3+ 23. Kg1 axb6 24. Qb4 Ra4 25. Qxb6 Nxd1 26. h3 Rxa2 27. Kh2 Nxf2 28. Re1 Rxe1 29. Qd8+ Bf8 30. Nxe1 Bd5 31. Nf3 Ne4 32. Qb8 b5 33. h4 h5 34. Ne5 Kg7 35. Kg1 Bc5+ 36. Kf1 Ng3+ 37. Ke1 Bb4+ 38. Kd1 Bb3+ 39. Kc1 Ne2+ 40. Kb1 Nc3+ 41. Kc1 Rc2#

 

 

 

Aunque mi intención inicial en este proyecto era producir canciones solamente, las herramientas que usaba para producirlas resultaban siendo atractivas para los curadores/editores con los que trabajaba, convirtiéndolo en un proyecto interdisciplinario y, como me dijo una marchante: “Mi amor, yo necesito algo que vender”.

 

Durante todo el proceso me preocupaba hacer una buena canción, una que a mí me gustaría escuchar. Si bien el proceso de creación de cada pieza lo inserta en el discurso contemporáneo de las artes, no quería caer en producir una obra en la que la anécdota y narración fuera más importante que la obra en sí. Es posible que esa sea la razón por la que en todas las piezas hay un elemento no controlado por la aleatoriedad. Pienso que la obra debe defenderse sola.

 

Ahora mismo estoy trabajando un EP que le dará fin a la trilogía que comencé con Pavimento (2015), seguí con Movimiento y otros relatos sobre el fin del mundo (2016) y que concluiré en 2017 con Ulises Hadjis y otros relatos sobre mi nombre y mis cosas. De este último he decidido compartir un track sin pulir llamado Ulises (habrá uno para cada uno de mis nombres y apellidos). La letra está basada en este acróstico:

 

Una
Larga
Ilusión
Sostiene
Este
Sueño

 

Las partituras del acompañamiento de guitarra imitan el grafismo del nombre.

 

«Ulises».
«Ulises».

La breve letra, basada en el acróstico, reza:

 

Puedo despertar muriendo. ¿Puedes ver al tiempo?

 

 

 

Notas:

[1] La aleatoriedad es un concepto utilizado en extenso por compositores como John Cage e incluso dentro del formato canción hay anécdotas famosas del uso de la aleatoriedad en momentos puntuales en los Beatles o David Bowie. Sin embargo, son casos aislados y no hay una tradición de esta práctica difundida dentro del formato. 

 

[2] Muchos compositores al hablar de su proceso creativo parecen conectarse con un ente inmaterial, desde la “musa”, la “inspiración” o incluso Dios. 

 

[3] Lo cual es un estándar del lenguaje musical.

 

[4] Revista estadounidense de arte editada en la ciudad de Nueva York desde 2012.

 

[5] Eye of the Tiger – Survivor, Ebony and Ivory – Paul McCartney & Stevie Wonder, I love Rock and roll -Joan Jett, Physical – Olivia Newton-John, y Centerfold – The J. Geils Band.

 

[6] Transponiéndolos todos a do mayor.

 

[7] Peones: P, Alfiles: B (Por Bishop en inglés; necesitaba una consonante), Torres: T, Caballos: C, Rey: R, Reina: Q (por Queen en inglés, para diferenciarla del rey).

 

[8] No es bisílaba porque refiere al enroque.

 


 

Sobre el artista:

Ulises Hadjis es un cantautor venezolano radicado actualmente en México DF. Su segundo álbum Cosas Perdidas (2012) recibió tres nominaciones al Latin Grammy en las categorías Mejor Nuevo Artista, Mejor Álbum Alternativo y Mejor Canción Rock. Sus canciones tienen una identidad particular con toques de pop, rock, indie y folk, y líricas intrigantes gracias a su sensibilidad y a los estudios de psicoanálisis que comenzó luego de terminar su máster en filosofía.

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