Tag: Ficción
Halcón
Calculo que el hombre debe haber perdido el rumbo la noche anterior y caminado todo el día si ha aparecido aquí ahora. No sé qué hace el pobre diablo en este pedazo del mundo y el desierto me ha enseñado a desconfiar: al final, todo se reduce a ser presa o depredador. Lo miro | … |
Verónica en el mar
El cielo inmaculadamente azul del trópico es salpicado por una bandada de aves que le recuerdan a la mujer que el tiempo aún transcurre. Cuando imagina, se ausenta del mundo, y desde hace rato fantasea con una cámara curiosa que la filma sobre el mar. Juega a soltar por momentos la pieza superior del traje de baño que nada en su mano. “¡A que no me lo llevas!”, reta y hace mover sus senos de un lado a otro bajo la ola lisa, ríe y los ofrece luego al aire y al sol. Imagina que es un alga. Verónica es una lámina flotante, una porción de materia extendida sobre la superficie del agua, en el fondo de la atmósfera terrestre. Los síntomas de deshidratación en la piel indican que es buen momento para regresar a la orilla. Por fortuna, hay poca gente en la playa.
La hija del coronel Spencer
Quiero que me piques en dos, dijo, mientras soltaba algunas monedas sobre la mesa de artilugios. Hay un solo truco para eso, aclaró, quitándose la capa. Clementine, que era un perro fiel, los miraba a través de una ranura.
El verbo vive en mi carne
Baudelaire decía que, para ser perfecta, toda conducta licenciosa requiere un perfecto ocio. En breve, las sillas serán ocupadas por un grupo de ociosos dedicados que han pagado buena plata para venir aquí, a calentarse, mirándonos gozar. Uno a uno iremos entrando en escena, a ofrecer –y disfrutar– lo mejor de sí. Ana Muschi, | … |
Perplejidades sobre Historia y ficción
Aun a los especialistas les resulta difícil definir sin ambigüedades la novela histórica o, como prefiero, la ficción histórica. Todos parecen estar de acuerdo en que una ficción histórica debe transcurrir en el pasado, debe aparecer de manera relevante cuando menos un personaje real y debe incluir cierto nivel de reconstrucción ambiental. Hasta ahí parecen llegar los acuerdos.
La ola
Cuando el fin del mundo comenzó, Héctor engranaba con Cyrille, Bartolomé con Amaury y Celeste con Ananda e Idelisa. Yo, en cambio, pensaba en Jack Veneno. Lo había visto por primera vez deambulando por El Conde con sus licras amarillas, los ojos brillantes y la sangre hecha ron, cuando se precipitó sobre mí como una picadura. Jack Veneno husmeaba en mi cabello y untaba mis dedos en saliva olor a naranja mientras mataba los mosquitos que bailaban sobre su cabeza.
Se entretiene hundiendo el tibio algodón
Lento e pianissimo. Esta es la ventana de un estudio. Ahora mismo él se encuentra frente al blanco. Allegro. Ella, de sostén contrabajista, entra de pronto. Se muestra preocupada, ansiosa por comenzar a ensayar. El trabajo apremia. Toma el arco, camina de un lado a otro, revisa partituras, selecciona algunas hojas y las pinza en un atril, luego deshace la acción y repite el gesto con otras.
Salto
Conservo el recuerdo diáfano del día que empezó. Lo repaso a menudo. Recordar, más que memoria, es un ejercicio de voluntad, una decisión que se toma en el mismo instante apenas acabado. Había pasado la tarde intentando romper mi propio récord de saltos seguidos con la vieja cuerda de saltar y estaba exhausta.