Inercia ante la lejanía de Hayfer Brea 1

 

No voy a demostrar nada, voy a mostrarlo.

Federico Fellini

 

El paisaje ha rondado en mis ideas y experiencias por casi tres lustros; lo he pensado, sentido y expresado en múltiples imágenes, técnicas y soportes. Categoría que no deja de sorprenderme por su inagotable fuente de creatividad reflexiva y humana, de ver con determinación una idea, un concepto, un punto de vista ante la naturaleza. Esa experiencia sensible de encuadrar, enmarcar, limitar una visión, un instante en el espacio-tiempo, un fenómeno climático o una emoción que traducimos al reflejarnos en la lejanía. Una representación de aquello que nos permea, angustia o regocija; de aquello que nos identifica o arraiga en un lugar, territorio o sitio determinado. Ámbito de mitos, símbolos e historias que nos dan forma, que nos definen y diferencian de otros.

 

Desde hace aproximadamente cuatro años he venido centrando mi trabajo en un proyecto a gran escala denominado Registro de Territorio; nacido de la necesidad de avanzar en el estudio y presentación de otras visiones y maneras de plantear el paisaje, ya no desde la representación de la montaña como eje temático, sino ir al encuentro con otros elementos naturales, a la interacción directa con el entorno, a ir más allá de la contemplación, para ser parte e integrarme a ella. Así como registrar los gestos, indicios y anotaciones que devengan de estos cruces, experiencias y acciones.

 

Inercia ante la lejanía de Hayfer Brea 2

 

Este proyecto surgió a partir de una invitación que hizo Ruth Auerbach a un grupo de artistas para su propuesta curatorial “La Nueva Comisión Corográfica, descripción de un país” en laXI Velada de Santa Lucía, en Maracaibo. Ruth nos dio como punto de partida el concepto adoptado por la UNESCO y propuesto en la Convención del Patrimonio Mundial de Paisaje Cultural, que dice así: «“Paisaje es una porción de territorio que puede incluir aguas, tanto de costa como de tierra adentro, tal y como la ha recibido su población, siendo su aspecto el resultado de la interacción de factores naturales y de factores humanos”. Por lo tanto, la definición de paisaje incluye tres aspectos fundamentales: la dimensión física (el paisaje es el territorio), una dimensión subjetiva y cultural (es una porción de territorio, pero sin olvidar los valores subjetivos que la población le atribuye) y, finalmente, la dimensión temporal/causal (el aspecto del paisaje como resultado de la interacción entre el hombre y la naturaleza)».

 

Esta noción de que el paisaje es una porción de territorio detonó en mí la posibilidad infinita de registrar porciones de territorio en cualquier cuerpo de agua, tanto del país como del resto del mundo. Para esa ocasión hice un primer registro en el lago de Maracaibo, que mostré en la Velada: el papel sumergido junto a 4 fotografías de pequeño formato con el proceso de inmersión.

 

A partir de este primer ejercicio, vino un arduo trabajo reflexivo e investigativo en el que el índice y la acción performática confluyeron tanto conceptual como formalmente, generando un cuerpo de trabajo rico y amplio. Luego de mucho escribir y reflexionar en torno a ello, hoy puedo definir Registro de Territorio como una obra procesual e indicial en la que realizo recorridos geográficos que abarcan y exploran los principales cuerpos de agua del país, en los que hagouna serie de inmersiones de papeles de acuarela en estos lagos, mares y ríos, trazando una línea de horizonte. Es decir: la parte sumergida, al humedecerse, se ha impregnado de paisaje, dejando una huella como consecuencia y registrando a su vez una porción de territorio, mediante la acción performática y el registro fotográfico de todos estos procesos, contextos y experiencias que se generan.

 

Inercia ante la lejanía de Hayfer Brea 3

 

Ese mismo año 2011 me invitan a participar en la exposición Prácticas del compromiso en el Museo de Arte Contemporáneo Mario Abreu, en Maracay, para la que aproveché la cercanía del lago de Valencia y, junto a un grupo de amigos del museo, me llevaron a un lugar llamado Redoma el Indio, a las orillas del lago. Ahí hice una primera inmersión, registrando tanto la acción como algunas fotos del paisaje circundante que, por cierto, me impactó porque ya para esa fecha el lago se había desbordado, inundando unos 100 metros de esa zona poblada, dejando damnificadas a varias familias del sector y comunidades aledañas.

 

Al año siguiente, vuelven a invitarme a otra exposición en el Mario Abreu: Esto no es una Historia… Es ya, curada por Franklin Arellano, a quien le propuse hacer un recorrido lo más completo posible por el lago de Valencia. La petición se llevó a cabo gracias a las autoridades del museo —que amablemente nos prestaron un vehículo para hacer dos viajes a la península de La Cabrera y a Los Guayos, ambos ubicados en el norte del Lago— y a la Armada de Venezuela —que permitió y puso a la orden una lancha para hacer un recorrido casi completo por el lago. Navegamos por las costas norte, noreste, sureste y por varias islas, incluyendo la principal y más grande: la isla de Tacarigua. Allí pudimos explorar a pie las ruinas de la cárcel de la Isla del Burro. En este periplo hice ocho inmersiones con sus respectivos registros fotográficos.

 

Inercia ante la lejanía de Hayfer Brea 4

 

Durante este proceso y en los diferentes viajes, fotografié, como parte de mis registros y notas personales, algunas de las orillas inundadas, arboledas muertas, caseríos abandonados, la vegetación hidrófila invasiva que iba encontrando a mi paso, entre otras vistas. No dejaba de sorprenderme por la belleza existente en sus vastas extensiones de tranquilas aguas que, a pesar de desplegar una enorme gama de visuales maravillosas, eran melancólicas, lejanas, sombrías y desoladoras; pero de una calma que toda contemplación brinda a quien la practica. También realicé una pequeña serie de fotografías a las ruinas de la cárcel, impresionado por las perturbadoras vistas de este emblemático presidio.

 

Todas estas imágenes muestran, una vez más, la indiferencia hacia el pasado reciente, el patrimonio histórico y la relación directa con la naturaleza. Lamentablemente, la desidia se ha vuelto parte de nuestra cotidianidad. Cada vez más, utilizamos estos ámbitos naturales de manera irresponsable, dejando atrás desechos, depositando toda clase de químicos, residuos y detritus en sus aguas; contaminando nuestro futuro, sin importarnos el ya de por sí enfermo presente. Estas prácticas negativas se volvieron una parte tan arraigada de la idiosincrasia, que convivimos con la naturaleza casi por inercia. Aunque quedé profundamente conmovido por esta experiencia, todo este trabajo paralelo a mi obra quedó archivado.

 

A principios de 2013 surge una invitación para una muestra individual en la Galería Espacio 5, un nuevo espacio ubicado en Valencia. Uno de sus socios, el arquitecto Henry Rueda, la joven curadora Marisela Chivico y yo tuvimos una reunión en la que les mostré mi dossier, un cuerpo de trabajo conformado por obras ya expuestas y el proyecto en proceso Registro de Territorio, el cual no me interesaba mostrar aún. Con cierto recelo les comento que tengo un extenso registro realizado en el lago de Valencia como parte de mis investigaciones. Luego de ver parte de las tomas, quedan maravillados y felizmente decidimos mostrarlo. Inaugurándolo a mediados de ese mismo año y denominándolo Inercia ante la lejanía.

 

Inercia ante la lejanía de Hayfer Brea 5

 

Aunque es mi quinta individual, es la primera exposición única y exclusivamente fotográfica. Nunca imaginé el éxito, la grata acogida y la repercusión que en mi carrera ha suscitado: una selección itineró a principios de este año a Caracas, se escribieron numerosos artículos de prensa tanto en Valencia como en Caracas, tres de las fotos participaron en la feria internacional de fotografía LimaPhoto 2014 en Perú, otras dos irán a una subasta a finales de año y quién sabe qué otras sorpresas más me traerá.

 

A pesar de tener casi 4 años trabajando con este proyecto, apenas comienzo a desarrollar un cuerpo de trabajo consistente, puesto que los tiempos entre un viaje y otro se han extendido más de lo que hubiera deseado: las dificultades propias de un país convulsionado; la lentitud de mi propio proceso creativo, reflexivo y cauteloso me han permitido ir armando una base conceptual, experiencial y formal que se enriquece a medida que he ido confrontando en diferentes oportunidades obras en proceso y, por otro lado, vivencias y proyectos paralelos como el de Inercia ante la lejanía me han ampliado el horizonte para tener una posición crítica y ética ante lo que sucede hoy día con la naturaleza, la desidia, el abandono, la falta de pertenencia y amor por las enormes riquezas naturales que se nos ha dado como territorio. Aunque no es mi intención primordial ser o convertirme en un aguerrido defensor del ambiente, aporto con mi humilde visión, imágenes y experiencias para hacer un llamado de atención y reflexión a lo que es un deber como habitantes de este planeta: cuidar, preservar y salvaguardar la vida que desinteresadamente nos acoge diariamente.

 

Inercia ante la lejanía de Hayfer Brea 6

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